Recorrido por sus calles, plazas y monumentos.
Si vas a visitar La Habana, ya sea en un viaje recorriendo Cuba o bien como complemento a una estancia de sol y playa en sus grandes hoteles y resorts, estos serían los lugares imprescindibles que debes ver como mínimo en La Habana Vieja.
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La Habana Vieja es la zona más antigua de la capital cubana y en la que se concentran todos los monumentos y reclamos turísticos que la valieron en en el año 1982 el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad.
Parque Central y Capitolio
Vamos a comenzar nuestra visita en el Parque Central, junto al paseo y la estatua de José Martí, fundador del Partido Revolucionario Cubano. Esta gran plaza es el punto de encuentro para la mayoría de los cubanos.
Está rodeada de monumentales fachadas de hoteles clásicos y museos. Sobre todas ellas destaca la del Gran Teatro de La Habana «Alicia Alonso». En la actualidad es la sede del prestigioso Ballet Nacional de Cuba y originalmente fue el Centro Gallego de Cuba.
En la plaza siempre vamos a encontrar la curiosa estampa de grupos de cubanos discutiendo acaloradamente sobre las incidencias y polémicas de su deporte nacional, el beisbol.
Avanzamos un poco por el Paseo José Martí y vemos, circulando o aparcados en uno de los laterales de la plaza, los famosos taxis clásicos. Son verdaderas joyas automovilísticas de las décadas 40, 50 y 60, modelos americanos en gran medida, que gracias al ingenio y destreza mecánica de los cubanos han sobrevivido a pesar de la falta de repuestos y del paso del tiempo, luciendo con todo su esplendor.
A pocos metros llegamos al edificio del Capitolio, uno de los iconos de la ciudad y que ya ha sido rehabilitado en la actualidad. Es prácticamente el hermano gemelo del capitolio de la ciudad de Washington en Estados Unidos.
Calle Obispo
Volviendo a la Plaza del Parque Central, justo detrás del edificio del Museo Nacional de Bellas Artes, empieza la calle Obispo. Se trata de una de las más populares y concurridas de la Habana Vieja. Es la arteria principal que nos sirve de acceso a sus partes más destacadas.
Justo en la esquina inicial se encuentra «El Floridita», bar que abrió sus puertas en 1817. Inicialmente se llamó «La Piña de Plata» para pasar en 1898 a denominarse «Florida» con el fin de atraer a la creciente llegada de turistas americanos desde la península de Florida.
Más tarde con el fin de diferenciarse con el bar del cercano hotel Florida pasó a llamarse definitivamente «Floridita». El local ganó prestigio y popularidad mundial gracias a su famoso «daiquiri» y a que era frecuentado prácticamente a diario por un ilustre cliente como Ernest Hemingway.
Unos metros más adelante y casi anexionado encontramos «La Piña de Plata», el restaurante que ha heredado el nombre original que tuvo el local.
Avanzamos por la calle Obispo con la comodidad que nos da el ser completamente peatonal. Vamos a ir descubriendo notables edificios y todo tipo de comercios: bares musicales y restaurantes, artesanía, librerías, galerías de arte y hasta una farmacia que está entre uno de los establecimientos más antiguos de la ciudad.
La calle Obispo termina en la Plaza de Armas, pero un poco antes de llegar a ella cruza otra de las calles más importantes de la ciudad, la de Mercaderes.
Justo en la esquina con Mercaderes vemos el histórico hotel Ambos Mundos, al que también dio fama Ernest Hemingway por hospedarse en él durante la década de los años 30.
La calle es también peatonal y está igualmente repleta de comercios además de numerosos museos. Nos puede llevar girando a la izquierda hacia el entorno de la Plaza de la Catedral y hacia la derecha a la Plaza Vieja, dos de las plazas coloniales que vamos a conocer.
Plaza de la Catedral
Vamos a comenzar primero por la Plaza de la Catedral, donde podemos visitar el templo construido en el siglo XVIII en honor a San Cristóbal en estilo barroco.
La curiosidad de esta catedral radica en sus dos torres laterales, ya que no son iguales ni guardan simetría al ser una más ancha que la otra.
La plaza esta rodeada de edificios igualmente del siglo XVIII, que pertenecieron a la burguesía cubana. Entre ellos destaca el Palacio del Conde de Lombillo. Todos ellos siguen el estilo barroco cubano, lo que constituye, en conjunto con la catedral, un verdadero museo de este estilo.
Por los laterales de la catedral cruza la calle Empedrado. Como su nombre indica fue la primera en la época colonial en tener el suelo de piedras lo que la hacía más transitable en épocas de lluvias.
Pero si hay algo además que le da protagonismo a esta calle es que aquí se encuentra otro de los locales más famosos de La Habana Vieja, como es «La Bodeguita del Medio».
Por este local a lo largo de la historia han pasado célebres escritores, artistas y políticos como Salvador Allende, Pablo Neruda o cómo no Ernest Hemingway, que han ido dejando notas escritas en sus paredes.
El local de pequeñas dimensiones se fundó en 1942, en un principio como tienda de víveres. Actualmente se pueden saborear platos típicos de la cocina criolla y sus famosos mojitos con típica música cubana de fondo.
Antiguamente todas las tabernas y bodegas se encontraban ubicadas en las esquinas de las calles. Al pasar de tienda de productos a convertirse en taberna y encontrándose en medio de la calle, empezó a conocerse por esta particularidad de la Bodeguita del Medio, adoptando el nombre ya para siempre.
Plaza Vieja
Después de recorrer el entorno, volvemos a la Plaza de la Catedral. Regresamos por la calle Mercaderes, o para cambiar lo hacemos por la de San Ignacio, hasta la esquina de la calle Obispo donde se encontraba el hotel Ambos Mundos.
Ahora sí, ya de nuevo por Mercaderes vamos a llegar a la Plaza Vieja, otro de los lugares imprescindibles de la Habana.
Proyectada en el año 1559, la plaza después de su reciente remodelación se ha convertido en peatonal. Gracias a ello está llena de vida y ha recuperado el brillo en las coloridas fachadas de sus edificios. La arquitectura mezcla ejemplos de estilo barroco cubano con art noveau. Bajo los edificios que recorren la plaza y algunos más colindantes, podemos pasear por bellas galerías porticadas.
Tomando la calle Teniente Rey, desde el punto en que accedimos a la Plaza Vieja, llegamos a la calle de los Oficios. Esta calle a su vez nos conduce a la tercera plaza colonial, la de San Francisco de Asís.
Plaza de San Francisco y Plaza de Armas
La plaza se proyectó mirando hacia el mar en el siglo XVI, junto al muelle donde atracaban los galeones españoles. En ella llegó a funcionar un mercado al aire libre que posteriormente se trasladó a la Plaza Vieja.
En el centro se encuentra la Fuente de los Leones y en un lateral la iglesia y convento de San Francisco de Asís.
Si seguimos hasta el fondo por la calle Oficios llegamos a la Plaza de Armas, la cuarta y última plaza colonial de la Habana Vieja. Es la más antigua de ellas pues se trazó alrededor del año 1520. Aquí se encuentran algunos de los mejores palacios de La Habana, como el Palacio de los Capitanes Generales, hoy Museo de la Ciudad.
Otro destaca sobre los demás por su forma de templo dórico. Es el Templete y junto a él hay una ceiba, debajo de la cual se ofició la primera misa y el primer cabildo de la Villa el 16 de noviembre de 1519. De ahí que en este día de noviembre se celebre todos los años la fundación de la ciudad y tenga lugar una curiosa peregrinación en este lugar. La ceiba no es la original, aunque la actual sí se encuentra en el mismo sitio que ocupó la primitiva.
En la plaza existe un mercado de libros de segunda mano al aire libre. Aunque también se pueden conseguir ejemplares antiguos del periódico Granma y carteles con los protagonistas y proclamas de la Revolución.
Por el Malecón
Salimos de la plaza por la calle O’Reilly y enseguida vemos el Castillo de la Real Fuerza, del siglo XVI y rodeado de un foso. Cruzando la calle, estamos en el comienzo del famoso Malecón.
Este paseo marítimo tiene más de 8 kilómetros y se llena de vida ofreciendo su mejor ambiente a partir del atardecer. En esas horas se concentran, ya sea paseando o sentados en el muro, parejas de enamorados, grupos de adolescentes, familias enteras, gente pescando, músicos, trovadores… y ritmo por todas partes.
Avanzando poco a poco llegamos a una gran zona abierta llamada Parque de los Mártires del 71, en cuyo centro encontramos una gran estatua ecuestre. Vemos otra construcción militar, el Castillo de San Salvador de la Punta ubicado en un saliente del paseo.
Desde este punto tenemos una excelente perspectiva fotográfica de la parte más destacada del Malecón. Podemos ver toda una hilera de bellos edificios de cara al mar y que poco a poco se van restaurando para devolverles el brillo que tuvieron.
También desde este punto divisamos el famoso Faro del Castillo del Morro, que da entrada a la bahía de la ciudad.
Si queremos darle un sentido circular a todo este recorrido, que hemos hecho descubriendo los lugares imprescindibles que hay que visitar en la Habana Vieja, sólo nos quedará cruzar la calle. Subiendo por el Paseo Martí llegaremos al punto donde lo iniciamos en el Parque Central, junto al Capitolio.
Fuera ya de la Habana Vieja, estaría como curiosidad ver la famosa e histórica Plaza de la Revolución, inmensa de dimensiones, donde Fidel Castro realizaba sus interminables mítines. En sendos edificios, se pueden ver las siluetas de él y del Che Guevara.
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